Bajo el plástico de los invernaderos se libra actualmente una batalla sin cuartel entre insectos "buenos y malos", derivada de la implantación en los últimos años del control biológico de plagas, cada vez más consolidado pero que se enfrenta a constantes desafíos que obligan a buscar nuevas estrategias.
En el caso de Murcia, una de las principales comunidades exportadoras de frutas y hortalizas, el programa "Agricultura Limpia" puesto en marcha en 2006 ha logrado implantar la gestión integrada de plagas en 36.000 hectáreas de cultivo intensivo, en las que se combina el uso de fitosanitarios de bajo impacto ambiental con sistemas de control biológico.
Según ha explicado a Efe el jefe del servicio de Sanidad Vegetal de la Región, Francisco José González, ha sido necesaria una labor de formación "importantísima" entre los agricultores para introducir los sistemas de lucha biológica, "mucho más difíciles de controlar que los convencionales".
En esta guerra contra las plagas, su departamento ha organizado la suelta de más de 260 millones de insectos "útiles" al año, un ejército encargado de combatir especies dañinas como la mosca de la fruta, una amenaza para cítricos, frutales y uva de mesa, o el trips, perjudicial para las hortalizas de invernadero.
Para capturar a estos enemigos se han colocado también 5,5 millones de trampas, además de otras tácticas como la instalación de difusores de feromonas, que "confunden" a los insectos en su comportamiento sexual y evitan su reproducción.
Los agricultores han encontrado aliados en especies como el nesidiocoris tenuis, un diminuto depredador que se alimenta de mosca blanca, trip o araña roja; ácaros como el amblyseius swirskii, también empleado contra el trip y la mosca blanca en plantaciones de pimiento y berenjena, y avispas parasitoides que combaten el pulgón.
Según los datos de la Consejería, el control biológico está ya extendido a 16.000 hectáreas de vid, 5.500 de cítricos, 5.500 de tomate, 3.100 de frutales y 2.500 de pimiento.
El pimiento es el cultivo en el que la implantación del control biológico ha sido más rápida, por tratarse de plantaciones en invernadero donde es más fácil controlar el proceso, y en Murcia alcanza ya el 95 % de la superficie total.
La situación es similar en Almería, otra de las provincias con mayor superficie de cultivo bajo plástico, según ha explicado el coordinador del departamento de producción de la Asociación de Empresas Cosecheras-Exportadoras de Productos Hortofrutícolas de Almería (Coexphal), Jan van der Blom.
En este caso, el control biológico ya se realiza en la totalidad del cultivo de pimiento y el año pasado alcanzó la mitad de la superficie de tomate, donde se espera crecer pronto hasta el 70 %.
Según ha indicado Van der Blom, también está bastante consolidado en cultivos como la berenjena, en la que ya se aplica al 70 % de las plantaciones, y el pepino, en torno a la mitad del total.
En el caso de cultivos al aire libre, ha añadido, la lucha biológica presenta mayores dificultades de implantación, tanto por el menor control que se ejerce sobre las sueltas de insectos como por el margen económico más reducido de los productores, lo que dificulta la viabilidad de las inversiones necesarias.
Con todo, el técnico ha subrayado las ventajas de los métodos de control biológico frente a los tratamientos químicos convencionales, no solo desde el punto de vista sanitario y ambiental, sino también de la rentabilidad para los agricultores, ya que es más barato que la aplicación de fitosanitarios.
Fuente: Ideal.es
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